La brujería y lo femenino…..Feas, hermosas, crueles, benévolas, en los bosques,en las montañas, en los castillos, en la era más antigua, en las culturas clásicas, en la Edad Media y en la actualidad….donde quiera que hubiera humanidad, aparece la figura de la hechicera. Esa bruja, como lugar de controversia, de histeria colectiva, de resistencia, de pasiones, de acciones extrañas, apegada a lo diferente, a lo excéntrico. Independiente y poderosa ante la norma. De un mundo de conocimientos minoritarios que pasaron de generación en generación. Aun hoy se pueden encontrar algunas civilizaciones actuales con la figura del chamán/a o el brujo/a como adivinador, como mediador entre los mundos. Podemos ver recogidas antiguas creencias y ritos que en ellos perduran y que hoy en día siguen existiendo, por eso revisamos estos conceptos por interesantes y relevantes para la antropología moderna.

Posibles antecedentes de la brujería.

Estas personalidades fueron emparentadas por muchos escritores en sus orígenes con los ritos antiquísimos de la luna y el sol. Ellas fueron la luna, Hécate, Demeter, Diana, la noche, lo que se esconde, el misterio mismo. Y junto a esta, otra figura también importante es la de la tierra, de donde salían los muertos, las alimañas, los seres que viven debajo de ella, en definitiva, el inframundo. Aquí se trata sobre la cosmología del ser humano antiguo, en donde hay dos fuerzas en constante tensión y pugna: el bien y el mal, lo divino y lo demoníaco, el mundo y el inframundo…

Por lo tanto, según afirma Caro Baroja en Las Brujas y Su Mundo«Cada elemento de la Naturaleza que nosotros estamos ya acostumbrados a considerar en abstracto como algo impersonal, indiferente y articulado, para el hombre primitivo es algo directo, emocional e inarticulado. Es un ser al que el hombre se dirige como en segunda persona: no es «él» («el» cielo, «la» tierra) es «tú». Y le habla, o usando un tú mayestático como el que se emplea para hablar a Dios, o recurriendo a un tú familiar. Los poetas usan aún este procedimiento hasta cierto punto en nuestra sociedad.» (pag. 19).

Seguimos con antecedentes.

Y tal y como dice Philippe Brenot en El Genio y La Locura, hablando de los creadores: «….destaca dos constantes de estos seres excepcionales: la independencia y el alejamiento del mundo que exige el acto creativo, así como la marginalidad y la insumisión, que reflejan la postura con sus contemporáneos». (pag. 57). Cita relevante por el paralelismo entre brujería y creación, por su carácter excéntrico y al margen de los convencionalismos impuestos en cada momento cultural. Sigue en su ensayo Philippe Brenot argumentando: «El poeta es enteramente un chamán. Su conducta excéntrica no sorprende a nadie, puesto que es un chamán» (pag. 221). Quizá hoy en día, lo que más se parezca a un brujo/a sea un artista, el loco artista….

Sabemos que: «El chamán es un sacerdote-brujo de las poblaciones nómadas del Asia central y del Nuevo Mundo, un intermediario entre los humanos y los mundos paralelos…..El chamán es un ser extraño, difícil de comprender….Se aísla del grupo, dado su profundo individualismo, y se distingue de sus semejantes por su subversión e insumisión» P.B. (pag. 220-221).

Por lo tanto en el principio de los tiempos existían ciertos hechos vistos por ese pensamientos mágico que dominaba dicha época. Con el correr de los años se utilizaron los mismos conceptos pero bajo la mirada de esas nuevas etapas culturales, por ejemplo, durante la Edad Media, fueron vistas como la personificación del mal, pura diablura.

Dice Julio Caro Baroja en su libro ya citado«El firmamento, la tierra, el sol, la luna, el día y la noche, desde un punto de vista científico, son una cosa. Desde un punto de vista vital son otra: incluso para el hombre que hoy sepa más de Astronomía y Astrofísica, de Meteorología, etc. Podemos no creer en su divinidad, podemos armarnos de todos los argumentos de la Ciencia para tratarlos como a cuerpos o hechos físicos. Pero la contemplación de un bello cielo azul, de un horizonte tempestuoso, nos llega más hondo que cualquier teoría astronómica por perfecta que sea.» (pag. 19).

Y por lo tanto….

Por lo tanto el ser humano vio con ojos místicos todo lo que le rodeaba y la imagen de la bruja no sería menos. Hasta hoy día todavía nos seguimos preguntando sobre la magia, la hechicería, la brujería, etc.

En ese limbo de las conjeturas y del todo puede suceder, se mitificaron naturaleza y hechos. Aquí todo valía, todo era una pura realidad, una amalgama de realidades. Pero quién categoriza, quién tilda, quién define. Es importante para la explicación del concepto tratar las ideas no solo de los actantes sino también de sus receptores, de los que sufren o se benefician de dicha actividad.

Entre el mito y la realidad se mueven estos conceptos. Y lo que queda claro es la constante a lo largo de la historia. Todo se actualiza en el ser humano mediante la ruptura y la consiguiente asimilación de esos mismos conceptos vistos desde la óptica de su momento histórico. La brujería existió en su doble vertiente (positiva y negativa) tanto en la época clásica con brujas como Hécate, Medea y Circe; en la Edad Media y también en épocas posteriores.

Esa parte negativa -quizá por su carácter rebelde y al margen de la norma-, imperó más que todos los conocimientos místicos y de medicina natural que poseían. C. B. (Íbidem): «Para imaginarse cuál era su mentalidad hay que admitir que en los sistemas religiosos greco-latinos los dioses estaban sometidos en gran parte a las leyes que rigen el mundo físico y el mundo moral de los hombres, que las nociones del Bien y del Mal estaban ligadas también para ellos con experiencias y sensaciones de tipo físico. En otras palabras, la Naturaleza y la Moral, la Divinidad y el Hombre no constituían entidades tan separadas entre sí como lo están en sistemas filosóficos y aun religiosos familiares al hombre moderno y en un mundo ordenado por la Ciencia o la Filosofía y secularizado en gran parte.» (pag. 40).

La religión católica y la brujería.

Es solo cuando llega la religión cristiana cuando parece haber una brecha entre el bien y el mal y el mundo físico y espiritual, tal y como lo entendieron hasta ahora las civilizaciones anteriores. Por lo tanto, se crea una disociación entre magia (voluntad, deseo, mago, hechicero, conjura, ora, hace sacrificios) y religión (acatamiento, agradecimiento, sumisión, sacerdote, ora, recurre a la magia, conjuros e incluso sacrificios). Aunque el origen de ambas «disciplinas»sea el mismo, se van alejando según los conceptos culturales predominantes y hasta los filósofos más importantes se encontraban sometidos a dichas leyes.

Por tanto se separa también la magia en: blanca, diurna, pública, benéfica, social y negra, nocturna, secreta, maléfica, antisocial. Aquí se podría apreciar que la religión imperante toma esos conceptos de «magia blanca» y los utiliza para sus dogmas mientras la magia (antes entendida como algo global: bueno y malo) ahora se asocia solo con su parte negativa, con los oscuro, y así, hasta la ignorancia, la ignominia, etc. Por lo tanto, el sentimiento mágico ancestral, con sus propios mitos y ritos es separado por el constante sometimiento del pensamiento religioso cristiano. Era un sistema de representación organizado en el plano físico y moral y que solo el pensamientos analítico se encarga de dividir.

La historia dice….

A lo largo de la historia del ser humano desde Ovidio, Lucano, hasta San Agustín, Malinosky, Shakespeare, etc, han escrito o estudiado sobre las brujas, su origen, sus tipos de magia, sus ritos…»El artista, lo mismo que el juglar, servirá a la difusión de ciertas concepciones de los teológos. Ahora bien, hay derecho a preguntarse si estas creencias, combatidas una y otra vez, acerca de los conventículos hechiceriles y los vuelos nocturnos no fueron objeto de una reinterpretación que las modificó de modo considerable, y las unificó, en suma, más de lo que antes estaban.» (C. B. pag. 95).

Esta actividad ancestral, que quizá no tuvo tanto de mágico y legendario sino más bien práctico y que fue la imaginación del ser humano quien la dotó de tales características, nos ha llamado la atención por su naturaleza «salvaje» e «indómita». La Iglesia quiso domesticarla mediante su mitología, imponiendo roles distintos a los que venían teniendo: ese «domesticar» al «salvaje», tal y como le sucedió con las civilizaciones precolombinas.

Y vamos llegando al fin.

Podemos concluir que la brujería es una rama de las creencias místicas y míticas de la historia del ser humano, cuestionada, actualizada y lo que es peor, demonizada. Según C.B. en su obra citada: «Las hechiceras antiguas formaban así como una sociedad secreta de mujeres. (….), desde un punto de vista histórico y antropológico, la Brujería femenina y la pura Demoniolatría son dos cosas que deben separarse bastante, aunque a veces vayan mezcladas (….) poco tiene que ver desde todos los puntos de vista con las brujas campesinas de la Europa medieval (….) y que menos que con ellas con algunos enfermos a los que se aplicó una ley terrible a falta de buenos diagnósticos».

La brujería femenina, sobre todo, la entendemos como un acto de rebeldía ante convencionalismos sociales ligada a la sexualidad, a la posición social, a lo natural, a la locura, al arte…y estrechamente ligada a la ciencia, a las creencias populares, a la mitología, a la religión y sobre todo «para enfrentarse a su propia angustia existencial» (pag. 317 Caro Baroja) y que culmina en la trágica caza de brujas, que comenzó en la Edad Media hasta el Renacimiento. Desde este lugar abogamos por seguir con el estudio de la brujería desde un punto de vista intelectual y erudito que supersticioso y religioso, como bien llevan haciendo muchos estudiosos actuales al respecto.

Una vida al fin y al cabo que se enfrentaba al discurso central secular. Nosotras, desde aquí, hemos intentando que se vea el símil entre el arte y la brujería, artistas y brujas. Que se entienda el origen de la misma y su evolución.

Así que, brujas de hoy en día, no tengáis miedo, la locura de vivir nos ampara y en la Iglesia, aun hay más demonios que en nosotras. Si os ha gustado este artículo, hacérnoslo saber para preparar más contenido que os interese. Sin más, os dejamos mutantes, esperamos que os haya servido. ¡Un saludo muuuuuuuuy mutante!

https://patriciacaballerolapaticabra.com/el-amor-y-la-muerte-mutante/

Bibliografía.

  • Las Brujas y su Mundo, Caro Baroja. Ed. Alianza, Madrid 1993.
  • El Genio y la Locura, Philippe Brenot. Ed. Punto de Lectura, Biblioteca de Bolsillo 2000.
  • Realidades de la Brujería en el Siglo XVII, Anne Armengol. Universidad Autónoma de Barcelona.
  • Etnografía, brujería y tensión social: las tribulaciones de Marwick para poner a prueba obstétrica matrilineal, Aurora González Echevarría. Perifèria, Revista de Recerca I Formació en Antropología. https://revistes.uab.cat/periferia/article/view/v5-n2-gonzalez

El tema de la brujería no termina con este documento, es algo que acaba de empezar. Al adentrarnos en un tema tan interesante nos hemos percatado de que quizá el trabajo se haya quedado corto. Quizá más adelante tomemos el impulso necesario para hablar, más en profundidad, de la brujería en las distintas épocas y hacer una comparativa entre el arte y la brujería. Por ahora, esta es nuestra humilde aportación a lo que nos ha dejado la miel en los labios después de sus lecturas. Muchas gracias por el tiempo….¡¡y hasta pronto, brujas queridas!!

Os dejamos algunos enlaces:

https://patriciacaballerolapaticabra.com/la-musica-de-la-paticabra/

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